En Pep Soler, capellà, amic, va néixer el 9 de gener de 1950 a La Geltrú i va morir el passat 4 de gener de 2020 a Sant Andreu del Palomar. Uns quants amics hem volgut recollir en aquesta petita plana web el testimoni d'una vida que per a molts de nosaltres ha estat un punt de referència.
Si voleu enviar-nos algun text, algun enllaç a una altra publicació d'internet, o alguna fotografia d'en Pep, podeu fer-ho a graciespepsoler@gmail.com, i la publicarem en aquest blog. Moltes gràcies!

diumenge, 29 de març del 2020

Pep y las dimensiones espacio y tiempo


(Mari Montáñez) Mi relación personal con Pep comienza en la parroquia del barrio del Buen Pastor sobre el año 1984. Un compañero de grupo de la Jobac estaba en unas circunstancias muy complicadas y quise colaborar de alguna forma. Mi consiliario me dijo que hablara con Pep que era quien le estaba ayudando y así lo hice. De esta manera comenzó una relación muy enriquecedora que arraigó en mi interior y dio muchos frutos.
Cuando observo ahora desde la distancia que da el tiempo veo el rol que Pep desempeñó para jóvenes del barrio como este compañero y yo misma. Era una figura con rasgos masculinos y femeninos que abría espacios y concedía tiempos generando una estructura que nos hacía sentir suficientemente seguros y seguras para seguir creciendo. Captaba las capacidades de cada uno y las potenciaba nombrándolas. Nos convencía para el compromiso militante y la responsabilidad de tareas dentro del movimiento. Me sorprendió su propuesta para ser iniciadora y llevar un grupo de jóvenes, a mí el movimiento de la Jobac me costaba como a muchos jóvenes del barrio y él lo sabía. Teníamos algo así como un complejo frente a otros barrios, éramos conscientes de una marca de fábrica que nos hacía diferentes.   
Pep apoyó mi iniciativa de llevar a cabo una Campaña de Reyes en el barrio cuando aún no existían. Recuerdo que no terminé de explicarle el proyecto y me dijo Sí. Con rotundidad. Puso la infraestructura necesaria: los locales parroquiales que se transformaron en almacén y taller de juguetes, facilitó las comunicaciones con la asistenta social de Cáritas y con la Escuela Parroquial. Su mente era brillante, ágil, eficaz, hubiera sido un excelente empresario. Yo le conocía con capacidad de mando y organización, entonces le descubrí con capacidad para ponerse al servicio de otro sin organizar y sin mandar, respetando y apoyando. La campaña era un proyecto ambicioso, con una metodología propia innovadora que él defendió al inicio y durante los años que duró y que él estuvo en la parroquia.
Fruto de una de las campañas de la Jobac nació AJCA (Associació de Joves contra l’Atur), la fundamos algunos jóvenes y el consiliario Jesús Lanao. La sede estaba en la parroquia y ocupamos una sala en la que estábamos prestando servicio y trabajando como liberados. Ahí conocí a un Pep que comparte espacios en igualdad, que da la llave de su territorio y confía en el buen uso del espacio que podíamos hacer.
Con frecuencia siento la fuerza del vínculo de aquellos años, los valores que trabajamos y los hábitos que adquirimos. Durante años tuve la asociación de “montañas-Pep” gestada en las “trobades jobaqueres”. En navidades siempre me pasa que quiero quedar con mis hermanos y sobrinos a cantar villancicos y nadie responde a mis peticiones. Entonces me acuerdo que eso era con mi familia de la parroquia y mi mente se niega a cambiar la etiqueta del almacén de la memoria por lo que al año siguiente me vuelve a pasar. Así llevo muchos años.
Pep hacía comunidad reforzando la individualidad, en eso era un artista porque se necesita más arte que técnica para hacerlo con éxito. Él ofrecía espacio y tiempo esperando que arraigara una semilla y diera profundidad a la persona, vida interior, siempre en contexto grupal.
Usaba la palabra para la unión de las personas. Y el silencio también. Es la persona con la inteligencia lingüística más elevada que he conocido. Él tiene mucho que ver con el respeto y amor que siento hacia la lengua catalana. Su capacidad verbal era impresionante, de haber querido hubiera sido un gran intelectual. Podía desprenderse de sus propias capacidades para llevar a cabo lo que él consideraba que debía hacer y deseaba: una comunidad parroquial.
Hasta el año 1992 que se fue del barrio hubo en nuestra relación primavera, verano, otoño e invierno. El invierno duró 15 años. Después del invierno vino el otoño, después el verano, después la primavera y después el no-tiempo. En esta segunda oportunidad de relación encontré a un Pep que seguía teniendo coraje para mirarse sin miedo, que permanecía leal a sus vínculos concretos y abstractos, que era más consciente de sus necesidades, que continuaba firme en su misión de hacer comunidad y ahí está haciéndolo porque eso es lo que hacemos escribiendo y mandando fotos, ¿verdad?. Para conseguirlo se ha desprendido de su cuerpo.
En una conversación de hace aproximadamente un año me dijo que había una lectura que le encantaba, que la leía continuamente. Yo creo que era su “poción mágica” como Obelix, algo que le “encantaba”, que le daba fuerza. Es el capítulo 1 de Marcos. El evangelio. Jesús. El Jesús de Marcos. Yo soy más de Juan. Yo también soy de evangelio.
Marí Montáñez Martínez

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